Los ataques de pánico son episodios repentinos de miedo o malestar intensos que alcanzan su máxima intensidad en minutos.
Los síntomas se utilizan para identificar un ataque de pánico, pero es importante señalar que el ataque de pánico en sí no es un trastorno mental y no se puede diagnosticar como tal. Los ataques de pánico pueden ocurrir en el contexto de diferentes trastornos de ansiedad, así como en otros trastornos mentales como los trastornos depresivos, el trastorno por estrés postraumático o los trastornos por consumo de sustancias. También pueden estar relacionados con afecciones médicas como problemas cardíacos, respiratorios, vestibulares o gastrointestinales.
Durante un ataque de pánico, la persona experimenta al menos cuatro de los siguientes síntomas:
Palpitaciones, golpeteo del corazón o aceleración de la frecuencia cardiaca.
Sudoración.
Temblores o sacudidas.
Sensación de dificultad para respirar o de asfixia.
Sensación de ahogo.
Dolor o molestias en el tórax.
Náuseas o malestar abdominal.
Sensación de mareo, inestabilidad, aturdimiento o desmayo.
Escalofríos o sensación de calor.
Parestesias (sensación de entumecimiento o de hormigueo).
Desrealización (sensación de irrealidad) o despersonalización (sensación de separación de uno mismo).
Miedo a perder el control o «volverse loco».
Miedo a morir.
Estos síntomas deben aparecer de manera repentina y alcanzar su máximo en minutos.
Acerca de la autora:
Dra. Francyne Soto, Licenciada en psicología graduada de la Universidad Fidélitas. Incorporada al Colegio de Profesionales en Psicología de Costa Rica.